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Rúpak, la joya del Reino de los Atavillos

by Tour Gourmet
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Rúpak es un complejo arqueológico que se encuentra localizado en la sierra de Huaral a 3500 msnm y por el estado de conservación de sus edificaciones es uno de los restos arqueológicos más hermosos de Lima. Este sitio preinca por su belleza atrae a muchas personas que están dispuestas a caminar durante horas para poder apreciar estas hermosas huellas de nuestro pasado. Esta comprendido por edificaciones localizadas al borde del abismo que llegan a medir hasta 10 metros de altura, las cuales cuentan con sólidos techos que permanecen hasta el día de hoy y han sido elaboradas totalmente en piedra, cuentan con segundo piso, almacenes y con fogatas con chimeneas; también se puede encontrar restos óseos dentro de estas edificaciones. Este complejo data del año 1200 d.c. y pertenece a la cultura de Los Atavillos, una cultura pre-Inca que se desarrolló en el valle Limeño. Rúpac es llamado el Machu Picchu Limeño y esto se debe a que de manera similar a Machu Picchu está ubicado en la cima de la montaña, tiene un alto grado de conservación y está elaborado en piedra, y también porque desde su posición estratégica se puede divisar todo el valle.

El complejo prehispánico de Rúpac se ubica en el distrito de Atavillos Bajo, en la provincia de Huaral, a unas ocho horas en auto desde la ciudad de Lima. Para llegar a este conjunto arqueológico hay que viajar en automóvil por la vía Huaral-Acos.

Tras un viaje de dos horas se llega al centro poblado La Florida, donde el viajero tendrá la última oportunidad de abastecerse de agua y víveres para un ascenso de dificultad moderada. En este pueblo también podrá contactar a un guía local para la travesía. A partir de este punto, el fortín de piedra se ubica a 15 kilómetros de distancia.

Hay quienes optan por empezar la caminata desde aquí. Otros siguen en auto hasta el centro poblado Pampas, conocido también como el pueblo fantasma porque casi nadie vive allí.
Todos sus pobladores han bajado a La Florida, pero conservan sus propiedades porque están cerca de las áreas de cultivo y pasteo de su ganado.

Las viviendas e instituciones públicas también se mantienen en buen estado, por lo que muchos viajeros pernoctan en ellas. Las familias de Pampas y La Florida alojan a los visitantes en sus propias casas, pues en la zona no hay hoteles.

Tenga en cuenta que aquí no hay agua potable, ni luz eléctrica ni tiendas. Dependiendo de la hora, usted puede decidir si se queda a dormir en Pampas o emprende la caminata a Rúpac. Es aconsejable empezar a andar lo más temprano posible para evitar el fuerte sol que cae en la montaña a partir de las 10 a.m.

También es importante considerar que el ascenso toma unas tres horas. Luego, cuando llegue a Rúpac, necesitará tiempo para armar la carpa.

CAMINATA AL SITIO ARQUEOLÓGICO
Es recomendable llevar un polo o una blusa de manga larga para no dejar los brazos a merced de los rayos solares y la picadura de los insectos. Hay que llevar necesariamente un par de litros de agua para beber y mojarse la cabeza. Si tiene bastones de trekking, llévelos también.

Al inicio del recorrido, se encuentra la cascada de Harín, en la que es aconsejable refrescarse. Luego, le advertimos, no habrá oportunidad. Mientras uno asciende se observa el paisaje verde y un colchón de nubes que cubre las ciudades de Huaral y Lima.

IMÁGENES DEL CAMINO
Tras dos horas y media de caminata, entre ascensos y curvas, el paisaje se torna espectacular. Estamos a pocos minutos de llegar a la cumbre de Rúpac y una montaña nos regala la primera foto memorable. Se trata de Marca Kullpi, un conjunto de edificaciones de piedra que se asemeja a una atalaya perdida entre las nubes. Mientras caminamos, a nuestro paso aparece un cóndor que vuela majestuoso sobre el lugar, dándonos la mejor bienvenida.

Tras unos 20 minutos de caminata se llega a un patio de chullpas, en donde aún se pueden apreciar restos óseos en su interior. A unos metros de distancia se encuentra el complejo de Rúpac, compuesto por decenas de construcciones de piedra de gran altura, con techos de lajas, que han resistido el paso del tiempo.

Allá arriba, frente a este maravilloso espectáculo, uno entiende que no es una exageración que los pobladores y los viajeros hayan denominado a este lugar el Machu Picchu limeño, pues se ubica en la cima de una alta montaña y desde allí se puede tener una visión estratégica de todo el valle.

Algunas investigaciones señalan que estas construcciones datan del año 1.200 d.C. y que pertenecen a la cultura de Los Atavillos. Sin embargo, aún se necesitan estudios arqueológicos de profundidad para determinar el uso de estas edificaciones que continúan resistiendo el paso del tiempo.

La población también ofrece el servicio de guiado y de preparación de alimentos al viajero.

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