Según informe del diario El Comercio, la alarma mundial por una inminente crisis alimentaria ya afecta al Perú: con la escasez de fertilizantes y el alza de precios de alimentos. No obstante, el país no está en la peor situación, en comparación a otros, debido a que no es un importador neto. Su producción agrícola, avícola y acuífera evitarían que los peruanos lleguen a una situación de hambruna, como sí sucedería en países africanos o algunos estados de Centroamérica.
Sin embargo, es importante entender que la pandemia ya había dejado un golpe socioeconómico muy fuerte, que ocasionó que 15,5 millones de peruanos se encuentren en situación de inseguridad alimentaria, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Mariana Escobar, representante de la FAO en Perú, explica que la inseguridad alimentaria no es solo hambre, situación que se da en los casos más severos. No obstante, hay otra forma: personas que acceden a alimentos, pero no a los adecuados, sino a dietas no saludables.
Este puede ser el caso de Perú, en medio de una escasez de fertilizantes que aseguren una producción alimentos, una población empobrecida y un porcentaje importante de esta en condición de inseguridad alimentaria que accede con mayor facilidad a productos poco saludables.
En este contexto, Escobar sostiene que si bien la agricultura familiar debería tener siempre un lugar privilegiado en el país, en este momento es fundamental dárselo. Pese a ello, se encuentra en un estado de vulnerabilidad. “Los alimentos que se producen en el marco de la agricultura familiar son un poco más del 50% de la producción total. Es decir, brindan un aporte fundamental a nuestra seguridad alimentaria”, afirma.
No obstante, en un contexto de abandono de esta agricultura; de problemas geopolíticos como la guerra de Ucrania y Rusia; y de pandemia, la producción agropecuaria de 26 alimentos entre los que se encuentran la caña de azúcar, el tomate, la alfalfa, el olluco, el camote, la cebolla y la quinua, disminuyó en 115.790 toneladas entre marzo del 2021 y marzo del 2022.
La incertidumbre de las hectáreas sembradas
Los agricultores han advertido que de no solucionarse el problema de fertilizantes la producción de alimentos caerá en 40% en los próximos meses. El presidente de Conveagro, Clímico Cárdenas ha advertido que la escasez de este producto tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria del país.
Por ello, desde hace meses las organizaciones y gremios agrarios han planteado contar con un bono para la producción con el objetivo de ayudar a los pequeños agricultores. Sin embargo, la idea no fue tomada y la ayuda económica se ha brindado en otro tipo de bonos a los que tampoco ha sido fácil acceder, debido a trabas como el no contar con un padrón de productores agrarios.
Cientos de miles de productores ya han perdido cosechas. Además, las hectáreas sembradas de los principales cultivos transitorios se redujeron en 20.750, en la última campaña de agosto-marzo. Las regiones con la mayor caída son Apurímac, Cajamarca, Huancavelica, Lambayeque y Piura.
Esta crisis ocasiona además que no sea posible saber cuánto del total de la superficie se va a poder cultivar en la próxima campaña agrícola. “Se puede prever que se va a profundizar la crisis y la situación de empobrecimiento de las zonas en condiciones más precarias. El impacto va a ser básicamente para los agricultores familiares”, menciona Escobar, quien afirma que son personas que viven además en territorios a los que el estado nunca ha llegado: “no hay salud, educación, agua, vías. Viven en pobreza estructural”, asegura.
Fuente: El Comercio.
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