Las 75 marcas de cervezas artesanales que participaban a inicios del 2020, hoy alrededor de 40 han quebrado a raíz del COVID-19 y solo 35 han podido mantenerse en pie, asegura Pablo de Vinatea, director comercial de Cerveza Candelaria, del grupo Michell.
La concentración en el canal horeca (bares, restobares, restaurantes y hoteles) le puso fecha de caducidad a unas 40 empresas de la categoría, revela Pablo de Vinatea, director comercial de Cerveza Candelaria.
Si el consumo de las cervezas artesanales ya era bajo antes de la pandemia -solo el 1% del total del sector- y era duro competir, ahora con la crisis sanitaria el panorama se complica aún más para las empresas de la categoría.
Tan es así que, de las 75 marcas que participaban a inicios del 2020, hoy alrededor de 40 han quebrado a raíz del COVID-19 y solo 35 han podido mantenerse en pie, asegura Pablo de Vinatea, director comercial de Cerveza Candelaria, del grupo Michell.
Y, por si fuera poco, de estas 35 apenas unas 10 vienen generando posibilidades de seguir en el camino y tienen preponderancia.
“Todas las cervecerías cuyo canal principal era el horeca (bares, restobares restaurantes y hoteles) son las que más han sufrido, en vista que los restaurantes están operando con restricciones y los otros puntos de distribución ya tienen más de cinco meses sin reactivarse”, comenta.
Esta concentración, asegura, ha sido uno de los factores claves para la salida de estas marcas. Destaca, incluso, que muchos emprendedores artesanales trabajaban únicamente con barriles que ponían directamente en los bares ante el alto costo de sacar botellas, lo que dificultó la comercialización.
El ejecutivo considera que ante ello, las ventas de las cervezas artesanales al cierre de año solo caerán entre 10% y 20% pese a desaparecer más de la mitad de jugadores, ya que cinco marcas concentran el grueso de las ventas de la categoría y a estas sí les ha ido bien como a Cerveza Candelaria, debido a que ha aplicado diversas estrategias comerciales que le han dado buenos resultados pese al adverso escenario.
IMPUESTO DESPROPORCIONADO
De otro lado, precisa que existen condiciones propias del mercado peruano, como el Impuesto Selectivo al Consumo, que han hecho más difícil que las empresas productoras de cerveza artesanal (muchas de ellas pequeñas) pasen la valla.
“La cerveza en Perú paga un ISC que es brutal. Este es ocho veces mayor que el pisco y 12 más que un destilado. Solo en Inglaterra se paga más ISC que en nuestro país”, detalla Pablo de Vinatea.
Comenta que es entendible que el Gobierno, ante la existencia de grandes empresas como Backus (del grupo AB inbev) que generan importantes márgenes, haya establecido tal impuesto [S/ 2.25 por litros]; sin embargo, resulta inviable que los pequeños emprendedores también tengan que pagar lo mismo.
“Es absurdo, esto no nos permite jugar en igualdad de condiciones, no pueden considerarnos al mismo nivel que un productor industrial”, enfatiza.
DE CARA AL FUTURO
No obstante, independientemente de los impuestos, que ya había debilitado la situación de este segmento, y el cierre de empresas, confía en que el consumo de cervezas artesanales retomará en algún momento el camino del crecimiento, ya que marcas como su representada están tratando de democratizar su consumo con la presentación en lata y han optado por el canal online, dado que el consumo de los bares se trasladó a los hogares.
También cree que, en la medida que la situación económica mejore, poco a poco nuevos emprendedores surgirán, gracias a las posibilidades de innovación que da la cerveza artesanal.
Fuente: El Comercio
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