Parlamentarios coinciden que es indispensable poner en emergencia el sector turismo y brindarle beneficios tributarios.
Manuel Merino, presidente del Congreso de la República, informó que se debatirá en el pleno un proyecto de ley que tiene como objetivo postergar el pago del Impuesto General a las Ventas (IGV) y del Impuesto a la Renta (IR) en restaurantes y hoteles que forman parte del sector turismo.
Existen dos dictámenes relacionados a este tema, uno en la Comisión de Economía y uno en la Comisión de Comercio Exterior y Turismo. Ambos proyectos tienen redacciones diferentes pero la finalidad es la misma: exonerar del IGV y del IR a los prestadores de servicios turísticos y a los aplicativos que brindan servicios en dicho sector.
De acuerdo a la Ley de Turismo, son prestadores turísticos quienes brindan servicios de hospedajes, de agencias operadoras de viajes y turismo, de transporte turístico, de guías de turismo, de organización de congresos, convenciones y eventos, de orientadores turísticos, de restaurantes, de centros de turismo termal y/o similares, de turismo aventura, ecoturismo o similares; y de juegos de casino y máquinas tragamonedas. No obstante, estos últimos no estarán beneficiados por estos proyectos.
Proponen otros beneficios
Especialistas desglosan las opciones que tiene el Congreso de la República respecto al proyecto de ley que busca aliviar su situación económica.
El tributarista Walker Villanueva, del Estudio Philippi, Prietocarrizosa, Ferrero DU & Uria, señaló que una exoneración de renta temporal a los servicios turísticos, debido a la coyuntura, sí se justifica porque es conocida la situación que atraviesan las empresas de turismo.
Jorge Bravo Cucci, profesor de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN, coincidió con este plazo argumentando que es difícil que esta situación se revierta en menos de dos años.
Asimismo, los expertos coincidieron en que se debe vigilar la aplicación de la exoneración al sector turismo. Para Bravo, el problema con las exoneraciones es que no se tienen en cuenta las compras, ya que una empresa vende, pero también compra con IGV.
“Se debe prever un mecanismo de qué hacer con esos impuestos que pagan los establecimientos en bienes como agua, luz o adquisición de servicios. Porque ese IGV no lo van a poder utilizar como crédito fiscal, al haber una exoneración. Entonces, esa exoneración ya no sería un beneficio, sino se convierte en un eventual perjuicio para la economía de la propia empresa”, apuntó.
Sobre el tema, Villanueva refirió que el único beneficio que produce la exoneración del IGV es básicamente en la disminución del precio al favor del consumidor. “No es una medida tan eficiente como la del IR, donde si te exoneran vas a tener más caja”.
Precisó que un beneficio real para el turismo debería ser una exportación del servicio. Porque la exportación tampoco paga IGV, pero a diferencia de la exoneración, se recupera el IGV de las compras.
“Si quieres dar un beneficio apropiado a las empresas de turismo, tendría que ser una exoneración dirigida los extranjeros, y para el turismo nacional, temporalmente el Estado podría dictar un régimen de reintegro del IGV, como en el caso de las empresas que producen libros, donde el Estado les devuelve el IGV de las compras”, indicó Villanueva.
¿Y LA RECAUDACIÓN?
Para Villanueva, la exoneración del Impuesto a la Renta es más lírica, y no va afectar mucho a la Caja Fiscal ya que por ahora no tendrán utilidades, y su recuperación por lo menos va a tomar dos años.
Mientras que la exoneración del IGV sí tendría un impacto en la recaudación, pero servirá para darle un alivio a las empresas de turismo. Añadió que en cuanto a la torta de recaudación, el turismo no está entre las actividades que más aportan recursos al Fisco.
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